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El autoconsumo eléctrico es un método de obtención de energía que permite a cualquier persona o empresa producir electricidad renovable para su propio consumo al instalar en su hogar, local o comunidad paneles solares fotovoltaicos u otros sistemas de generación renovable.
Parte de este consumo eléctrico se cubre con la energía generada por la instalación de autoconsumo, suponiendo el ahorro directo en el pago de las facturas eléctricas, así como una menor dependencia de los cambios de precios de la industria eléctrica y también un menor consumo de energía fósil, contribuyendo a reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Así pues, el autoconsumo se ha convertido en una respuesta favorable frente a la problemática medioambiental. Algunos de sus beneficios son:
- Ahorro frente a los precios de la energía: dado que la vida útil de las instalaciones puede alcanzar los 30 años, una sola instalación permitiría protegerse de la variación de precios.
- Sostenibilidad: debido a que se pueden instalar baterías que funcionan como reservorios, la energía que se produce y no se utiliza puede acumularse para utilizarla más tarde.
- Aporta una nueva opción a la iniciativa medioambiental.
El autoconsumo puede realizarse en cualquier lugar donde exista una conexión a la red eléctrica. Así como también puede realizarse a base de cualquier tecnología de generación renovable, ya sea solar fotovoltaico, eólica o hidráulica y las instalaciones pueden tener un amplio rango de potencia, que abarca desde pequeños sistemas residenciales que precisan pocos kilovatios (kW) a sistemas industriales de varios megavatios (MW).
Existen múltiples posibilidades para el diseño de un sistema de autoconsumo:
- Para una sola casa o negocio.
- Ubicado en un terreno cercano.
- Para varias viviendas conjuntas o un mismo edificio.
- Para una nave industrial compartida con otras cercanas.
